Los recursos son finitos y tampoco es adecuado, económico ni bueno para el medio ambiente que los residuos acaben acumulándose en vertederos. Al igual que los demás, los residuos metalicos deben ser tratados, tanto por responsabilidad medioambiental como por aprovechamiento económico. Pero ¿cómo se tratan esos residuos?
Las vías de tratamiento de los residuos metálicos
Los metales que utilizamos en nuestra sociedad son diversos, ya que los usos también lo son. No todos los metales son idóneos para todos los usos. Esto implica que a la hora de tratar con los residuos metálicos nos encontremos con dos grandes tipos: los metales ferrosos (de hierro) y no ferrosos (aluminio, cobre, cinc, estaño, etc.). No son tratados de la misma manera unos que otros, pero en su tratamiento hay dos caminos posibles: recuperación y reutilización o eliminación.
Recuperación y reutilización
La recuperacion de los metales es un camino imprescindible para la supervivencia del medio ambiente y nos permite convertir los residuos en recursos. Es el caso del acero, un metal que puede ser reciclado prácticamente al 100 % e indefinidamente.
La recuperación implica un sistema de recogida y captación de los residuos, tanto en el propio origen (la propia industria puede disponer de zonas de acumulación) como los derivados por gestores.
El proceso de reutilización implica el tratamiento para clasificar, eliminar impurezas, fragmentar y reintroducir en el ciclo industrial tras su fundición.
Eliminación
Si no se reciclan, los metales deben eliminarse. Pero hay distintas alternativas para hacer esto. Lo importante es que, si no se van a reciclar, al menos su acumulación en vertederos respete todas las garantías medioambientales y evite la contaminación del entorno y de los acuíferos.
Para eso, es imprescindible un buen plan municipal de gestión de residuos, que atienda a todas las medidas de prevención posibles para la acumulación y posible eliminación de los residuos que contengan metales.